Alí - Residente de Loiolaetxea

08.06.2010 00:00

“Soy Alí, tengo 35 años, soy árabe - Musulman y llevo por Euskadi algo más de 5 años. La estancia en prisión ha marcado claramente mi vida. Todos tenemos errores, nadie es perfecto. Yo no he entrado por gusto, no lo tenía planteado, yo que sé. Gracias a Dios que me pillaron. Es curioso que en la vida se puede hacer muchas cosas, cosas grandes y un día te pillan por una pequeñita.

Me pillaron en Melilla y me condenaron por una responsabilidad civil que no sabía que tenía que pagar de una pelea que tuve, curioso, no?. Pasé 2 años largos en prisión, bueno, en prisiones: Melilla, Málaga, Jaen, Cádiz, Badajoz, Salamanca, Madrid y terminé en Galicia. Todavía no entiendo por qué tantos cambios, la condena no era muy larga, pero a mí se me hizo eterna, entré con 27 años y terminé con 29 años. Al ser inmigrante sin papeles no tenía derecho ninguno, dentro tenía que pedir o vender mierda para sobrevivir, no tenía a nadie, no tenía ropa, ni dinero para poder llamar, para poder comunicarme con alguien. La soledad era lo peor, estaba siempre con gente, en los patios, chabolos,… pero estaba sólo.

La cárcel fue un parón en mi vida, cuando salí decidí probar suerte y como por Galicia las cosas no estaban muy bien, pues vine al País Vasco. En un comedor social conocí a una persona que me habló de Loiolaetxea y de esa palabra, reinserción. Entré en Loiolaetxea, me formé en soldadura, soy un buen soldador. Me ofertaron un contrato de trabajo en una empresa, y aunque ya sabía que lo de los papeles iba a ser difícil, no me imaginé que tanto. He dado mucho, tiempo, esfuerzo, hasta mi fe y todo para qué?, para que me digan desde extranjería que yo no soy buena persona y que no puedo trabajar?, a pesar de que he demostrado que quiero vivir otra vida, que quiero vivir bien. Creo que a los inmigrantes no nos quieren y no hacen más que poner excusas. Yo soy joven, con muy buena mano para la soldadura, todavía mi jefe me dice que me sigue esperando, pero, qué es esto?. Lo que quiere el Gobierno es que siga traficando y así ya tiene la excusa para poder decir que no me quieren, que no soy bueno, que me marche. Pero, a dónde?, no tengo nada, ni a nadie, sí a algún familiar, pero hace más de 7 años que no he vuelto a verlos…

El otro día, me llamó un amigo de la infancia, está en mi tierra y me dijo que volviera, que podíamos hacer grandes negocios juntos traficando. Yo le dije que para eso lo podría hacer aquí. Empiezo a estar cansado de todo, la vida se me está pasando y yo ya no soy un niño”.

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